A nivel nacional, 15.5 millones de peruanas y peruanos se encuentran en situación de inseguridad alimentaria debido al aumento de la pobreza y a la inflación, según el último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Esta realidad también viene afectando a las vecinas y vecinos del asentamiento humano Mirador Los Ángeles de Villa María del Triunfo, en Lima Sur, especialmente en tiempos de emergencia sanitaria por el covid-19; sin embargo, gracias al trabajo colectivo y con el apoyo de FOVIDA, implementaron un andén biohuerto que poco a poco les va dando alimentos necesarios para su familia.
Todo empezó con unos terrenos descampados de dos niveles (terrazas), ubicados en la ladera del asentamiento humano, destinados para áreas verdes, que solo tenía piedras, desperdicios y tan solo un árbol de molle, hasta que las y los vecinos, conscientes del potencial del espacio para la producción de alimentos, decidieron convertirlo en un biohuerto. Es así como durante varios domingos seguidos, desde muy temprano las familias se organizaron para limpiar el terreno, construir el andén y acondicionarlo para instalar las camas de siembra, con el apoyo técnico de la ONG FOVIDA.
Faenas de implementación de espacio para andén huerto
“Con el abono que nos brindaron en los talleres hemos fortalecido la tierra y trabajamos duro para plantar”, afirma Hilda, quien vive hace más de 10 años en el A.H.
Y así fue como empezó, semanalmente, la comunidad se dedicaba a trabajar en el huerto con Eliana Antezana, agrónoma de FOVIDA, quien señaló que “en el A.H. Mirador Los Ángeles se realizaron capacitaciones sobre agricultura urbana a la par de la implementación de las camas de siembra del andén biohuerto. Fue un trabajo bastante laborioso e implicó mucho esfuerzo de la comunidad y horas de trabajo”. Durante el proceso, las familias fueron capacitadas sobre el suelo y sus componentes, la implementación de los andenes biohuertos, fertilizantes naturales, el monitoreo de la siembra y del manejo post cosecha.
Este programa fue implementado como una respuesta a la necesidad de enfrentar la vulnerabilidad alimentaria que viven estas familias y que se ha agravado en el contexto de pandemia. Como bien lo comenta Elizabeth, vecina del A.H., “gracias a Dios en ese tiempo, nos sustentábamos por ollas comunes”. De acuerdo con los últimos datos reportados del 2021 por el registro de ollas comunes de Lima Metropolitana, existen alrededor de 2,090 mapeadas y registradas.
INSEGURIDAD ALIMENTARIA EN PANDEMIA
“Para preparar la comida en la olla común, cada dos semanas, iban entre 3 vecinos y 2 vecinas a comprar verduras al mercado”, menciona Hilda, secretaria de organización del asentamiento humano. Sin embargo, ahora con estos talleres de agricultura familiar, la comunidad ya puede acceder más rápido a ciertos alimentos que producen en el biohuerto comunitario o el que cada familia va plantando en su propia casa.
“A veces no teníamos tiempo para bajar al mercado, ahora de mi huertito en casa no más agarro. Es que esto es verdura natural, nos da más proteína y es más saludable”, comenta Amador, quien vive más de 12 años en Mirador Los Ángeles.
La realidad es que acceder a un mercado cerca a la comunidad, a pesar de no estar tan lejos, es complicado debido al difícil trayecto para llegar a estos. Sumado a eso, debido a la actual crisis mundial, a consecuencia de la guerra, muchos productos están encareciéndose. Además, de acuerdo al estudio elaborado el 2020 en el proyecto “Vecindarios alimentarios saludables” realizado por la Municipalidad de Lima, la ciudad limeña apenas cubre el 3% de alimentos de origen vegetal que necesita. Es por eso que, como comenta Eliana Antezana, “a través de los huertos podemos complementar la canasta básica familiar con verduras frescas y como se trabaja desde un enfoque agroecológico se trata de usar al máximo todos los recursos que se tienen en el área. Además, no se utiliza ningún agroquímico, porque estos contaminan el ambiente, nuestras plantas, nuestra salud y generan más gastos en la familia”.
Cosecha de rabanitos
TRABAJAR EN COMUNIDAD PARA SUBSISTIR
Así es como las y los vecinos del A.H. Mirador Los Ángeles aprendieron y recordaron, en comunidad, a sembrar sus propios alimentos saludables. Muchas de ellas y ellos ya tenían conocimientos previos, porque migraron de provincia, y tomaron esta oportunidad para recordar aquellos momentos cuando trabajaban en las tierras del lugar donde nacieron.
“En mi tierra, en Chiclayo, teníamos chacras, y mi papá sembraba. Yo veía a mi papá como las regaba, le echaba su abono, y aquí he recordado todo eso, de paso he ido enseñándoles a mis hijos. Ellos al ver todo esto me han dicho: mamá yo quiero plantar también, quiero cosechar», menciona Lucila, quien tiene una hija de 9 años y un hijo de 5.
En total, la comunidad tuvo 10 capacitaciones entre los meses de marzo a mayo del 2022, tiempo en el que no solo aprendieron sobre agricultura familiar, sino también a trabajar en comunidad.
“Los vecinos y vecinas trabajaron en unión, han aprendido a elaborar cada uno lo que aquí se ve (espacio adaptado para el andén), para formar en conjunto nuestro biohuerto. Han aprendido a ser más unidos, como hermanos en el asentamiento” nos comenta la presidenta de la comunidad, Elena María Pérez.
El domingo 22 de mayo terminaron sus capacitaciones con un taller de cosecha en el biohuerto que implementaron en su comunidad. Para Eliana Antezana, quién ha acompañado todo el proceso de la implementación de este espacio señala “que las capacidades de las personas se han reforzado no solo por la capacitación, sino por la misma práctica constante del cuidado del huerto y de observar todo el ciclo de cultivo de algunas plantas que no habían cultivado antes, como son las hortalizas”.
Cosecha de hortalizas
Sin embargo, a pesar de haber finalizado los talleres, para la presidenta de la comunidad esto no significa el fin de las actividades en el biohuerto: “Vamos a seguir trabajando en conjunto para continuar manteniendo nuestro biohuerto y sembrar más, no solo para nosotros mismos, sino también para la mejora de nuestro ambiente”.
Que este biohuerto sea el inicio de un camino más sustentable para subsistir de manera colectiva y un símbolo de resistencia frente a la inseguridad alimentaria que cada vez más aqueja a las familias de Lima Sur.
Esta iniciativa es realizada en el marco del proyecto “Familias de Asentamientos Humanos de Villa María del Triunfo y San Juan de Miraflores empoderadas en salud con enfoque de género para hacer frente al COVID-19″ implementado por FOVIDA, con el apoyo del Centro de Estudios para el Desarrollo y la Participación – CEDEP y Pan para el Mundo.