De los 5 pliegos del sector Agricultura, Sierra y Selva Exportadora sobresalió con un 98.9% de gasto, en contraste, la Autoridad Nacional del Agua cerró en 92.2%.

En Agricultura, y en todos los demás sectores, la concepción del presupuesto, medir su ejecución y su impacto en el PBI per cápita, es lo que debiera llamarse presupuesto por resultados. Es decir, planificar y comprobar si el esfuerzo, en este caso gubernamental, ha permitido mejorar nuestra cantidad y calidad de producción, que se traduce finalmente en una mejor o peor calidad de vida para los agricultores de la Agricultura Familiar.

Durante el 2023, un período marcado por la recesión económica, el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) recibió una asignación total de S/2,826,378,432 millones de soles, ejecutando un 95 % de su presupuesto. Sin embargo, el indicador de eficiencia de gasto se reduce a un 76.4% al considerar exclusivamente los proyectos de inversión, que en sencillo representa los datos tangibles de obras concretas ejecutadas y excluyen el gasto ordinario de las planillas de los burócratas.

En particular, de los 5 pliegos adscritos al Midagri, Sierra y Selva Exportadora destacó con el mejor porcentaje de ejecución anual: 98.9%, aproximándose a la asignación total de fondos e incorporando proyectos de inversión por primera vez desde su creación. Le siguen de cerca, el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) con un 98.4.%, el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) con un 96.1%, y el Servicio Nacional Forestal y Fauna Silvestre (Serfor) con un 95.7%.

A la zaga se encuentra la Autoridad Nacional del Agua (ANA), con un 92.1% de ejecución, no obstante la necesidad y urgencia de sus intervenciones en un contexto latente de Fenómeno El Niño anunciado por las entidades científica del clima como son el Senamhi y el Comité Enfem.

En términos generales, el sector Agricultura aumentó su capacidad gasto el 2023 en comparación con el 2022, donde sólo alcanzó un 88.8% de ejecución. Este incremento cobra relevancia al considerar las numerosas brechas y necesidades que persisten en el ámbito rural.

Propuesta: articulación a todo nivel

A pesar de ser cifras alentadoras, es imprescindible señalar un desafío persistente en la gestión agraria a lo largo del tiempo: la falta de articulación. Existe una marcada desconexión entre el gobierno nacional, los gobiernos regionales y locales. Esta falta de comunicación ha llevado a una situación en la que el gobierno central desconoce las prioridades y el destino de los fondos asignados a los niveles subnacionales, y viceversa.

De la misma forma, en el sector Agrario, esta brecha se traduce en una falta de cohesión entre el Migagri y sus pliegos, reflejada -por ejemplo- en la duplicidad de funciones, así como con los ministerios de Producción (Produce) y Comercio Exterior (Mincetur). Estas entidades deberían ser aliados naturales en las regiones, dada su relevancia en el desarrollo de las cadenas productivas, industriales y agroexportadoras, sin embargo, en la práctica cada quien rema de forma independiente.

En este sentido, es crucial que el Midagri retome su posición de liderazgo en la política agraria nacional, ejerciendo jefatura sobre las 24 direcciones regionales de Agricultura que hay en el país. El Midagri debe abandonar la visión abstracta y los datos generales, enfocándose en establecer metas específicas por región para impulsar un enfoque más concreto y orientado a resultados.

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